Ají y Chocolate ?
A pesar de ser de origen boliviano, el ají es emblema en otros
países. Para nosotros, es parte importante de nuestra cultura. En cada hogar de
nuestra ciudad está presente acompañado de tomate y quirquiña, en los
mercados lo encontramos exponiendo sus colores brillantes y su
fragancia individual.
No sólo se trata del picor, no es sólo masoquismo al comer (aunque
tal vez todos lo seamos un poco) se
trata de una sensación peculiar que en algunos casos puede exaltar los
componentes de un plato, convirtiéndolo en una
obra maestra. Inigualable
El chocolate es un clásico y en la mayoría de los casos el
ingrediente principal del postre perfecto. Se ha dicho y escrito mucho sobre el
chocolate, probablemente por su irresistible sabor que desencadena un placer indescriptible.
El chocolate, siempre que sea de buena calidad, es uno de los más versátiles
ingredientes para trabajar tanto en pastelería como en cocina. Se le puede dar
sabores, formas, texturas… es por eso que lo queremos tanto, siempre nos da la
oportunidad de seguir creando.
Ají y Chocolate, dos grandes regalos de América Latina al mundo:
aromas tan bellos, acentuados por el picante de los ajíes ... Descubrimientos de
los pueblos indígenas de América, merecen ser designados como Patrimonio de la
Humanidad.
Alejandra del Castillo, Perú
Perverso pero indispensable, el ají no solo nos aporta sensaciones y picor sino que muchas veces es el protagonista del platillo y sin él no tendría el sabor suficiente ni la presencia deseable y otras tantas un platillo no se podría degustar solo… se moldea a nuestro antojo y nos da la sensación de “quiero más”.
Moneda de las civilizaciones antiguas y desde entonces uno de los manjares más soberbio pero delicioso, quién se imagina sin él? Dulce o amargo, frio o caliente, negro o blanco, el chocolate se moldea a nuestro antojo también.
Imagínalos juntos: un helado de chocolate amargo con infusión de ají … o un pionono de chocolate relleno de mermelada de ají, solo tenemos que dejar volar nuestra imaginación y explotar los sentidos que nos dan placer.
Luis Fernando Pinaya, Bolivia
La fusión ají y chocolate remite al amor, primero dulce y luego
picante. Como ejemplos se me ocurren bombones rellenos con ají hecho manjar, el
toque picante en el chocolate de avellanas o simplemente grajeas de chocolate y
ají no muy picante.
Eric Lacoste, Francia
Eric Lacoste, Francia
Las civilizaciones maya y azteca preparaban una bebida a base
de cacao cuyo amargo natural se endulzaba con miel y flor de cacao, se
espesaba con harina de maíz dulce y se aromatizaba con vainilla
o chile o ambos. A esta aromática mezcla se le añadía agua
hirviendo, y se batía hasta formar espuma. Era la bebida
favorita del Emperador Moctezuma.
Hoy se conoce esta bebida como téjate en Oaxaca
y atole de chocolate en Yucatán. Desde tiempos prehispánicos, los
aztecas, gastrónomos consumados, aportaron a la colonia conocimientos y
productos de gran valor para el mejoramiento de la alimentación y el
deleite del paladar.
La máxima expresión de la combinación Ají &
Chocolate se encuentra en los ancestrales mole negro
de Oaxaca o mole poblano de Puebla,
cuya preparación básica, la pasta de mole se prepara
con días de antelación, moliendo, friendo, hirviendo decenas de especias,
semillas combinando el sabor y picor de los chiles chilhacle, mulato, pasilla o
chipotle con el dulce y amargo del cacao tostado y tablillas de chocolate.
No olvidemos el chocolate negro con ají de Espelette, una
especialidad del sur-oeste de Francia !